Talleres y charlas
La Escuela Waldorf de Alicante lleva varios años impartiendo FORMACIÓN EN PEDAGOGÍA WALDORF, reconocida por la Conselleria Valenciana de Cultura, Educación y Deporte.
Una parte de los miembros de la Coordinación han preparado este vídeo explicativo, con imágenes de los trabajos que se realizan en ella, para que podáis conocer en qué consiste.
Si necesitas más información, escribe un correo a info@waldorfalicante.com
o entra en nuestra página Web www.waldorfalicante.comFormaci´
Don Mario nos habla del juego y la fantasía…
Desde que me quedé embarazada, tenía muy claro que quería una educación diferente para mi hija Sara.
Durante mis años en la universidad había impartido clases particulares de apoyo a estudiantes de todas las edad y había observado algo que me preocupaba mucho.
En algún momento todos los niños pierde por completo el interés por aprender. Viven su paso por la escuela como una auténtica tortura, una obligación que tienen que aceptar porque no tienen otra opción. Yo no quería eso para mi hija.
Aprender no puede ser ni una obligación, ni una tortura. Por eso desde muy pronto busqué colegios con metodologías activas para Sara. En Madrid estuvo en la escuela Ideo. Ella estaba encantada, porque en aquella escuela, los niños eran protagonistas de su propio aprendizaje.
Ella siempre ha ido muy feliz al colegio. Le encantaba aprender, tenía una curiosidad innata y no paraba de preguntar y de contarnos en casa todas las cosas que había aprendido en el colegio. Sin embargo cuando llegamos a Alicante, las cosas cambiaron.
Nada más llegar a Alicante, buscamos un colegio con metodologías activas y la matriculamos en uno que nos convenció, en principio. Pero al poco tiempo nos dimos cuenta de que no era lo que parecía.
En pocas semanas nos encontramos con montañas de deberes, de materias que a mi hija no le interesaban en absoluto.
Un montón de exámenes y mucha competitividad, ¡En 3º de primaria!
Mi hija empezó a decirme que no quería ir más al cole, y entonces tomé la decisión de sacarla de allí lo antes posible.
Seguía siendo un colegio como tantos otros, en los que se considera a los niños meros contenedores de información. Donde los contenidos son el centro de la enseñanza y donde no se tiene en cuenta el interés ni la motivación del niño, ni su evolución individual, ni su desarrollo y su momento vital.
Busque las opciones en Alicante, y la verdad es que las posibilidades son bastante reducidas.
Por fin encontré la Escuela Waldorf y me enamoré. Bueno, nos enamoramos.
En primer lugar del entorno, en plena naturaleza, rodeado de flores, con un huerto cultivado por los propios alumnos.
Después nos enamoramos de la metodología. Una enseñanza marcada por el respeto con mayúsculas.
Respeto por el niño como ser humano completo e íntegro.
Respeto por su evolución física, psíquica y emocional.
Respeto por su individualidad.
Respeto por sus intereses y sus motivaciones.
En Waldorf encontré una educación que comprende la esencia y la naturaleza del niño y se adapta a él.
Una enseñanza en la que se aprende con el cuerpo completo, con todos los sentidos y no solo con la mente.
Una educación en movimiento, desde la experiencia y la vivencia.
Tocando, experimentando, comprendiendo, cantando, saltando, jugando, dibujando, tejiendo, cultivando, escribiendo…
Nos enamoramos de los valores que se promueven en la escuela, de cómo se marcan los límites y del amor que envuelve cada acto.
Nos enamoramos también de una belleza que lo impregna todo.
Los cuadernos de los niños, las aulas, las mesas de estación, todo el material que se usa es precioso.
Mi hija Sara está encantada. Adora su colegio, y siente un gran interés por aprender más y más. De hecho, se siente orgullosa de todo lo que hace en la escuela y de todo lo que aprende.
Es algo que veo en la mayoría de sus compañeros. Los niños Waldorf son diferentes. Es algo que se nota en el trato con ellos. Son niños seguros de sí mismos y muy respetuosos.
Y hablo de respeto, no solo de ellos hacia los demás, sino hacia sí mismos. Comprenden dónde está el límite y también ponen sus propios límites. Respetan y se saben hacer respetar. Y esto en mi opinión, es muy importante en la vida.
La escuela Waldorf Alicante forma parte de nuestras vidas y de nuestra familia.
Y sinceramente creo, que es el mejor regalo que le podemos hacer a nuestra hija Sara.
Un regalo para toda la vida.
Por eso, si vives en Alicante y quieres conocer la escuela Waldorf, te recomiendo que vengas a las:
Jornada de puertas abiertas online.
Sábado, 23 de mayo a las 17h.
Es necesario reservar plaza en la siguiente web:
A continuación detallamos los materiales que van asociados a cada una de las actividades. Tan sólo tienes que pulsar los enlaces para poder acceder al contenido. ¡Que aproveche!
CUENTO NARRADO: «LOS DUENDES VALIENTES Y DILIGENTES».
VIDEO – Juego de dedos: «Dos liebrecitas»
Un bonito sueño han compartido los duendes valientes y diligentes. Los duendes protectores les daban un gran abrazo que les trasmitía alegría y felicidad. Desde lo alto, los duendes acompañantes observaban emocionados esta preciosa estampa. Y junto a ellos se encontraba su Ángel de la guarda, que irradiaba una luz cálida y les protegía con su manto blanco. ¿El Ángel con su presencia nos estará susurrando la primera pista de nuestro enigma? “Poned atención en el paladar, éste os dará la señal”
Los duendes se estiran, frotan sus ojos y miran a su alrededor ¿Realidad o fantasía? ¿Ha sido todo una ilusión fruto de su ensoñación? Tras un placentero y largo descanso los pequeños duendes se levantan con buen ánimo, dispuestos a trajinar
“Somos duendes valientes y diligentes. Nos gusta cantar, reír y danzar, pero sobretodo nos gusta trabajar”
¿Pero cómo se debían organizar para entretener su jornada durante una semana? Los duendes acompañantes murmuran al instante: -“Vuestra primera misión es crear una ruleta, que de colores viene repleta. En ésta aparecerán las tareas a realizar y también los alimentos con los que elaborar ricos almuerzos, que darán fortaleza al cuerpo y os pondrán muy contentos. Vuestros duendes protectores os ayudarán en todos los procesos y si os despistáis, por tanto jugar y jugar, el ritmo volveréis a coger comprobando cada día que os toca hacer.”
Así, el primer día de la semana manualidades nos depara. Tras imaginar y pensar, vamos a inventar y crear con todo tipo de materiales. Con o sin herramientas, las manos van a trabajar y elaborarán bonitas artesanías que adornarán vuestro hogar. Y después, un buen cuenco de Arroz con leche será suficiente para reponer energía y despejar la mente ¿Recordáis la canción para cocinarlo con amor? Los duendes acompañantes la entonan sin parar y advierten que el arroz lleva un rastro en su interior. Y este acertijo a los pequeños duendes va a tener muy entretenido.
Al día siguiente, los pequeños duendes descubrirán la pasta de sal. Pero, ¡atención! Aunque algunos tengáis la tentación de comérosla en un rincón, no es para almorzar sino para modelar. De una gran “Bola, boleta”elaboraréis muchas y diferentes piezas; podéis usarla como plastilina o para crear figuras rígidas. Un limón, un caracol y una flor, con o sin color… ¡Y si las barnizáis durarán hasta la eternidad! Una vez terminadas vuestras creaciones, toca endulzar el paladar y las barriguitas llenar con una rica avena o una buena mezcla de frutas. ¡Uva, naranja, fresa, manzana y melón…! Mientras cantamos una canción, a vuestros duendes protectores tenéis que ayudar con tesón: toca cortar pequeños trozos como buenos mozos
“Somos duendes valientes y diligentes. Nos gusta cantar, reír y danzar, pero sobretodo nos gusta trabajar”
Al amanecer, vuelta a empezar: vamos a preparar y a pintar con acuarela vegetal. Con zanahorias, espinacas, remolacha, arándanos, piña y otras frutas conseguiréis bonitas pinturas. Además descubriréis infinidad de colores y olores fascinadores. Para ambientar esta actividad, junto a vuestros duendes protectores, “L’Arc de Martí” podéis interpretar. Y en acabar, una vez estén frías, las pinturas listas para trabajar: decorar la pasta de sal o esbozar una obra singular. Y después de tanto faenar toca recobrarse: un gran tazón de Mijo os alegrará el corazón. Los duendes acompañantes os contarán el secreto para que quede con un perfecto sabor ¡Atención! Este alimento una clave esconde; nos va a facilitar la siguiente pista de nuestro enigma. Ya estamos más cerca del final… Pronto vais a averiguar cuál es nuestra mayor fortuna, que llena todo lugar.
Y llega el cuarto día de la semana, en el que el pan se amasa. Pero los duendes valientes no pueden olvidar que, previamente, sus manos han de frotar con fresca agua del manantial. Después de lavaros las manos: “Alzad vuestras mangas, poneos el delantal y ¡listos para comenzar! Con una bella canción la masa vais a preparar: harina, levadura, agua y sal ¡No necesitamos nada más! Pero no olvidéis dejarla reposar. Pasado el tiempo prudencial ¡a disfrutar! Dejaos llevar: amasar, crear, saborear, modelar… Y algo importante susurran los duendes acompañantes: “Para que los dedos no se os queden pegajosos, un poco de harina vamos a echarles a todos”. Como buenos panaderos, diferentes panes hacemos (barras, panecillos o chapata) y mientras se hornean, los duendecillos dejan la cocina con mucho brillo
“Somos duendes valientes y diligentes. Nos gusta cantar, reír y danzar, pero sobretodo nos gusta trabajar”
Y después de tanto esfuerzo, nos espera un rico almuerzo: pan caliente con sal y aceite. Quien lo prefiera tomate, miel o mermelada también le puede echar; hay mil formas de aderezar. Cada uno aliña a su gusto.
Al alba, tras un reparador reposo, los duendecillos se levantan de un brinco y se ponen a faenar con mucho ahínco. Durante este jornal, los duendes valientes deberán sembrar, cultivar, plantar… Y entonando una preciosa canción crearemos un clima acogedor. Lo primero será el cultivo del ajo paso a paso: con una cabeza de ajos, palillos y agua fresca, crearéis una pequeña huerta. Pasada la época de la siembra disfrutaréis de una rica cosecha: revuelto de ajos tiernos con calabacín y setas o espárragos trigueros ¡Os resultará una cena muy buena!
Y el viernes, como alimento para los pequeños duendes, un gran invento: yogur cOn muesli casero. En desayuno de reyes se convertirá cuando mezcléis leche fermentada, copos de avena y fruta deshidratada. Añadiéndole semillas, frutos secos, panela o miel… ¡Repetiréis en tropel! Con el oro líquido se lo comen sin hacer ruido. “A la mayoría esta mezcla os chifla pero sobretodo con pipas, pasas y miel. Como vosotros, los duendecillos, os sabéis la receta al dedillo, a vuestros duendes protectores debéis enseñar y entre todos esta rica receta podéis elaborar”, recuerdan los duendes acompañantes desde alguna parte
“Somos duendes valientes y diligentes. Nos gusta cantar, reír y danzar, pero sobretodo nos gusta trabajar”
Finalmente llegamos al ansiado fin de semana, deseado por todos los duendes: acompañantes, pequeños y protectores. Y aunque en estos momentos os parezcan dos días cualquiera ¡debemos hacer una fiesta! Una jornada distinta y especial que nos saque de esta monotonía y nos produzca alegría, aunque sin descuidar nuestras necesarias rutinas. Por la mañana, creamos juntos una gran cabaña, los duendecillos representan teatrillos y hojean cuentos durante un tiempo. ¿Qué os parece para comer pizzas, tortitas o creps? Para merendar ¿Hacemos Rosquillas, de limón o mantequilla? Con ellas tenemos la última pista. A media tarde, sesión de baile o concurso de disfraces; sino carreras de relevos o juegos. Y al anochecer, peli muy cortita y palomitas o fiesta de pijamas, aunque como muy tarde a las diez, ¡todos en la cama!
Y entre tanta diversión, los pequeños duendes no pueden olvidar su misión. Cuatro letras tienen el misterioque durante el cuento dejamos resuelto. Así que, cuando regrese el Duende Guardián, que esperamos sea con la mayor brevedad, una gran respuesta le podéis dar unidos y desde el corazón. Mientras llega, vuestros duendes protectores y acompañantes, os cuidan, os miman y os enseñan que
¡¡TODO IRÁ BIEN!
“Dos liebrecitas muy dormiditas…”
Los maestros de maternal y de infantil, de la escuela Waldorf de Alicante, hemos querido hacer las recomendaciones y acompañamiento, para estos días donde todos tenemos que permanecer en casa, de un modo más creativo, entretenido y acorde con nuestra escuela; y para eso, nos hemos inspirado en unos duendecillos. Estos duendes nos acompañarán cada semana a través de un cuento y cada cuento, además de ser sanador por la conciencia que se ha puesto en su creación, nos dará las pautas necesarias para que podamos estar más organizados, tengamos más recursos y llevemos la pedagogía Waldorf a nuestro hogar y a nuestro hacer.
Con respecto a estos cuentos, son para vosotros papás y mamás. Os recomendamos no poner la grabación a los niños. Nosotros, los duendes acompañantes, ahora tenemos que trasladaros todos nuestros conocimientos a vosotros, duendes protectores. Nuestros duendes valientes y diligentes necesitan que todo lo que acontece en el día esté preparado con amor y anticipación, necesitan, sobre todo, ritmo.
Esperamos que podáis disfrutar todos y que os ayude.
A continuación incluimos los audios de los corros, canciones, juegos de dedos, etc.
Para poder acceder a la letra pulsa en el botón:
Acceder a las letrasTodo el largo invierno, los niños raíces duermen bajo tierra. “Despertad pequeños, ya es hora; muy pronto será primavera”. Y todos se estiran, se frotan los ojos, y se peinan su pelo enredado con sus dedos.
Ahora todos juntos y con prisa tejen sus propios vestidos: aguja, tijeras, dedal y alfileres; ya casi están listos.
Luego, una a uno, los niños raíces a la Madre Tierra llevan sus vestidos. Y todos en fila muestran el trabajo hecho. Ella, uno tras otro, los repasa y mira. Les dice sonriendo: “vestiros aprisa”.
Los niños raíces, los que son más mayores, no han olvidado cuál es su tarea. Cogen las esponjas, los cepillos, los pinceles, y venga escarabajos, vamos mariquitas ¡hay mucho que hacer!, y todos se ponen manos a la obra.
Al fin en los campos se va acercando la primavera, y como una cinta de muchos colores van saliendo juntos al mundo, y cantan las flores, los insectos y las pequeñas hierbas.
En el espeso bosque verás florecer al lirio del valle. El más juguetón de todos los niños sorprenderá a un caracol y a una bonita violeta escondiéndose detrás de un gran árbol.
Todo el día juegan en el arroyo con los no me olvides, y como una reina, la pequeña flor del lirio de agua, se deja mecer en la orilla por los niños.
En los verdes prados, junto a los trigales, juega de la mano la hierba, la flor y el insecto, ¡Ay, cuánta alegría! ¡Ya se acerca la primavera!.
Cuando llegue de nuevo el otoño, con el viento y la tormenta, regresarán a casa donde les recibirá su madre diciéndoles: “Ahora pequeños, iros a la cama y dormiros hasta el año que viene”.
(adaptado Eva para maternal)
Erase una vez tres cabritillos. Los tres eran hermanos y todos los días salían de paseo a buscar hierba verde y fresca. Para llegar hasta el prado donde poder pastar, tenían que cruzar por un gran puente hecho de piedra, por el que pasaba un revoltoso riachuelo y en el que vivía un ogro. Un ogro que tenía la barriga tan gorda como una cacerola y una nariz tan larga como un bastón.
El primero en cruzar fue el cabritillo pequeño:
Tripi, tripi, tripi, tripi resonaban sus pezuñas cuando al ogro despertó:
-¿Quién por el puente pasa que me lo voy a meter en la panza?
-Soy el cabritillo pequeño que voy a beber agua y comer hierba fresca de las praderas
– Pues te tengo que comer para cenar
– No, no, no, no me comas ogro. Por detrás de mí viene mi hermano menor. Puedes comértelo a él que es un poquito mayor.
-Está bien te dejaré pasar.
El ogro se retiró y el cabritillo su camino continuó.
Tripi, tripi, tripi, tripi
Viene el cabritillo mediano.
Trapa, trapa, trapa, trapa, resonaban sus pezuñas cuando al ogro despertó:
-¿Quién por el puente pasa que me lo voy a meter en la panza?
-Soy yo, el cabritillo mediano que voy a beber agua y comer hierba fresca de las praderas
– Pues te tengo que comer para cenar
– No, no, no, no me comas ogro. Por detrás de mí viene mi hermano mayor. Puedes comértelo a él que es más grande.
-Está bien te dejaré pasar.
El ogro se retiró y el cabritillo su camino continuó.
Trapa, trapa, trapa, trapa
Llega entonces el cabritillo mayor.
Tropo, tropo, tropo, tropo, resonaban sus pezuñas cuando al ogro despertó:
-¿Quién por el puente pasa que me lo voy a meter en la panza?
-Soy el cabritillo mayor que voy a beber agua y comer hierba fresca de las praderas
– Pues te tengo que comer para cenar
– Ya te guardarán. Con su fuerte cornamenta un golpe le embistió y éste rodó , rodó y rodó y el cabritillo su camino continuó.
Tropo, tropo, tropo, tropo
Los tres hermanos pastaron hierba verde y fresca y al llegar la noche se volvieron a su hogar.
Tripi, tripi, tripi, tripi
Trapa, trapa, trapa, trapa
Tropo, tropo, tropo, tropo
Había una vez unos duendecillos valientes y traviesos a los que les encantaba jugar en el bosque. Casi todos los días corrían sin parar por sus pedregosos caminos. Unos trepaban árboles, otros se entretenían buscando bichitos y otros tantos elaboraban preciosas colecciones con pequeños tesoros.
A los duendes les encantaba el brillante sol que iluminaba casi todos sus días, les daba fuerza y energía. Pero, de repente, una mañana casi primaveral, se presentó el Duende Guardián y mandó a todos los duendecillos a sus casas, pero solo por un tiempo. No podrían salir de sus hogares hasta que no descubrieran cual era el gran tesoro de sus vidas. Así que obedecieron. Algunos con inquietud, pero la mayoría con alegría, pues tenían que resolver un gran enigma y con certeza sabían que, si se unían entre todos, lo podían conseguir.
Al día siguiente de la gran e inesperada visita, los duendecillos comienzan una nueva rutina. Pocos tienen que madrugar y además hay tiempo para los desperezos, las risas y los bostezos. Sus duendes protectores abren las ventanas y dan paso a los rayos de luz que despierten a los pequeños con una suave caricia.
Una vez en pie, los duendecillos tienen que hacer sus tareas
“Somos duendes valientes y diligentes. Nos gusta cantar, reír y danzar, pero sobretodo nos gusta trabajar”
Así que dispuestos, se visten y se ponen sus zapatitos de terminación enroscada y puntiaguda. Pliegan bien las hojitas donde duermen durante la noche y echan su ropa sucia a lavar ¡Si esto lo hacen solos habrán conseguido un gran logro!
Lo siguiente es preparar un sano desayuno con los duendes protectores. Pero los duendes valientes no pueden olvidar que, previamente, sus manos han de frotar con fresca agua del manantial.
Y ahora sí, en el lugar adecuado, los pequeños duendecillos tienen un reino único que solo es de ellos, donde guardan ordenados sus más preciados tesoros. No son muchos, pero todos son mágicos porque, manejándolos con sus manos, les hacen entrar en un mundo de fantasía, de imágenes únicas y creativas, de diversión, de entretenimiento… Es el momento de jugar, de reír, de disfrutar
Pero, ¡atención! después de este momento, el desorden se ha apoderado de su reino. Toca arreglar este alboroto, sin excusa y de buen ánimo.
“Somos duendes valientes y diligentes. Nos gusta cantar, reír y danzar, pero sobretodo nos gusta trabajar”
Duendes protectores, preparar pronto el ambiente, pues llega el momento de despejar un poco la mente.: Manos llenas de pintura, otros días de masa de pan, otros de cera de abeja… la cuestión es no parar.
De nuevo limpian sus manos en el agua fresca de aquel manantial y sin dudarlo dos veces se ponen todos a bailar. Esta es la ronda que siempre les hace vibrar.
Llegó el momento del almuerzo y en la mesa está todo listo. Los duendes con sus culetes, pronto encuentran su sitio. Ya bien sentados y antes de comenzar, siguiendo la voz del duende protector y prestando mucha atención, activan sus deditos y con ello su imitación.
La velita está encendida, ya no os debéis levantar y entonando vuestras voces, una bonita oración sonará. Y, por fin, ¡ahora sí! ¡Bon profit!”.
Los duendes apagan la vela, justo al terminar, pero un poquito antes las gracias deben de dar. Estos pequeños valientes ya quieren ir a jugar, y les decimos con mimo, primero la mesa hay que quitar.
“Somos duendes valientes y diligentes. Nos gusta cantar, reír y danzar, pero sobretodo nos gusta trabajar”
Acabado este cometido, los duendecillos vuelven a su gran desafío ¿Os habíais olvidado que tenían que adivinar cuál es nuestra mayor fortuna: ¿piedras preciosas, joyas, oro o quizás un animal? Toca pensar un poco y ponerse a correr, a danzar, a brincar, a trepar. A cualquier juego que permita a estos valientes mover todo, todo su cuerpo. Da igual si no hay un jardín, o un pequeño balcón, siempre podéis adaptar un trocito del salón.
– ¡Nosotros solitos!, pronuncian con decisión. Pues nuestros queridos duendes quieren recoger el salón.
“Somos duendes valientes y diligentes. Nos gusta cantar, reír y danzar, pero sobretodo nos gusta trabajar”
Corriendo van a asearse, al escuchar la canción, que suave y bien entonada, canta el duende protector.
Ponen la mesa con ganas, pues es una tarea más, de estas que tanto les gustan y que les hace disfrutar. La hora de la comida es mágica, no se puede dudar, pues siempre comen unidos todos los de este lugar.
Es momento de descansar y así los ojos poder relajar, pero antes hay que lavar esos dientes. – “Mira duende valiente como lo hace el mayor, pues hay que aprender siempre prestando mucha atención”.
Los pequeños duendecillos juegan al despertar y en un ratito pequeño ya piden poder merendar.
Llega la hora del baño y todo se empieza a parar, el ambiente es más calmado y empieza a reinar la paz.
Después de una cena ligera, quieren lavarse los dientes, pues es lo que corresponde si eres un duende valiente.
Llega el mejor momento, la hora de ir a dormir. Los duendes protectores un cuento cortito os van a narrar para que vuestros sueños sean de amor y paz. Los angelitos, aunque no los veáis también están. Cerrar los ojitos, escuchar, sentir, respirar y soñar.
La noche pone su acento y nos regala un encuentro. No lo podemos ver, pero todo proviene de ahí, si duermes profundamente al despertar te aseguro que la respuesta que buscas te vendrá como un susurro.
FDO: Los duendes acompañantes