Cuando llegué a la Escuela Waldorf pensé que lo hacía buscando un trabajo. Era una ilusa. En aquellos días no entendía muy bien cómo mis pies me habían llevado hasta allí y fue mucho más tarde cuando ya comencé a entender que no era lo que buscaba, sino lo que necesitaba.

Allí encontré una gran cantidad de gente apasionada, personas con verdadera vocación por lo que hacían, que ponían en primer lugar la escuela y en segundo sus propios intereses. Recuerdo muchas de las primeras palabras que en aquel comedor Mari Carmen me dedicó, dejando entrever que lo que estaba haciendo no era decidir un empleo si no una forma de vida.

Yo no busqué conscientemente la escuela, pero ella me estaba esperando. Desde aquel día supe que había encontrado lo que quería, y decidí embarcarme en el proyecto con todas mis fuerzas e ilusión. Estudié y aprendí mucho, muchísimo, junto a Ana, y cada día me iba mostrando el camino para poder ser un poquito mejor y para darme cuenta de lo poco que sé aún a día a de hoy y de lo mucho que me queda por descubrir del mundo de la infancia y el acompañamiento desde el respeto en la educación.

La Escuela Waldorf de Alicante, ha sido siempre y será parte de mi hogar, donde he dejado familia y donde siempre da gusto volver a reencontrarse y a ayudar siempre que haga falta.

A 28 de Noviembre del 2017

Por Ana María Martín. Maestra Waldorf en la Escuela (2004/2013)